Llegaron los
buitres:
alas arrogantes,
plumas pestilentes,
ojos cautivos.
Llegaron.
Les llamó el olor a
muerte,
el dolor de las
campanadas:
alarma de tierra y
sangre.
Llegaron los
buitres:
rondan en la
distancia,
esferas sombrías
circundan el índigo lienzo.
Augurio de
fatalidad,
presagio de muerte.
Llegaron los
buitres:
Esperan ansiosos,
alas desesperadas se
baten sin descanso,
anhelantes del
fatídico festín.
Holgorio deplorable,
orgía latente.
Llegaron,
cautelosos,
a la espera del
mortal ocaso.
Buitres sedientos,
hambrientos,
dispuestos a tomar
las sobras de la guerra,
decididos a devorar
el cadáver.
Llegaron a tomar los
despojos,
a desangrar las
venas.
Llegaron los
buitres.
Sus picos
martillarán los huesos,
arrancarán pellejos,
reventarán las vísceras,
destrozarán la
carne.
carne fresca, audaz,
osada.
carne de héroe.
Llegaron los buitres
y no se irán sin la
cena.
Angel
Pacheco D’Andrea.
21/05/2017
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