Entre la fotografía y la pintura existe una estrecha
relación surgida desde el momento en que empezó a desarrollarse la técnica
fotográfica. Desde entonces la línea fronteriza entre una y la otra se ha ido
desvaneciendo para lograr una sinergia y un enriquecimiento entre ambas
expresiones artísticas.
Anterior al surgimiento del carácter
conceptual de la fotografía, ésta era vista solo como un medio para plasmar una
imagen lo más cercana posible a la realidad. Cuando empieza a valorarse la
fotografía como concepto y no como solo una captura petrificada del mundo real,
ésta adquiere un grado de análisis como cualquier otra obra de arte.
Como antecedente de la fotografía
conceptual puede considerarse al pictorialismo, que según Baqué (2003) en el
arte contemporáneo se ha “asistido a un
retorno del pictorialismo, paralelo a un renovado interés por las técnicas
antiguas, sobre todo a lo que podría denominarse el retorno de la
Historia” (p. 147). Con lo anterior, el autor hace referencia a aquellos
artistas que han recurrido al uso de la pintura sobre la fotografía, como es el
caso de Jean Saudek, fotógrafo y artista plástico checo nacido a principios del
siglo XX. Baqué considera este proceso como una actitud nostálgica al pasado, y
en detrimento de la resignación al tener que volver a la pintura “para
acceder al sacramento de la obra”.
Como explica Incorvaia (2008) la corriente
pictorialista, surgida entre 1891 y 1920, pretendía realizar una
fotografía “artística” basada sobre todos en temas literarios y
alegóricos, recurriendo a una búsqueda formal de procedimientos muy
elaborados. (Incorvaia en Sosa, 2014, p. 68)
Los artistas pictorialistas implementaron
la aplicación de pigmentos en sus fotografías. Al principio se usaban sales
metálicas para variar la intensidad de la luz y se valían de impresiones que
permitían hacer raspaduras o aplicar pinceladas. Más adelante se comenzó a
colorear las placas espolvoreando pigmentos de oro y plata sobre la superficie.
Cerca de 1940 las empresas Kodak y Ansco perfeccionaron las emulsiones en esa
constante búsqueda del color. Es cerca de ésta época cuando Jan Saudek comienza
a dedicarse a la fotografía. En el prólogo de su libro de 1997, hace
referencia al uso de la antigua técnica de colorear las fotografías con
colores brillantes que él mismo empleó. Aunque recibió críticas de la
prensa, quienes afirmaban que “así no se ve la vida”, Saudek contestó que
tenían razón, pero que “¡así debería verse!” (Saudek en Sosa, 2014, p. 68).
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Jan Saudek. |
Jan Saudek (1935-actualidad)
nació en Praga, antigua Checoslovaquia, cuatro años antes del estallido de la
segunda guerra mundial. Al ser hijo de un hombre judío, se vio retenido por los nazis durante la época en que
Alemania ocupó la ciudad de Praga, viéndose apresado junto a su hermano mellizo
en un campo de concentración, del que lograron escapar para reencontrarse con
su padre, quién había sido retenido en otro campo. Aunado a esto, en el año
1945 Praga es bombardeada por los Estados Unidos al confundirla con la ciudad
de Dresde, capital de Sajonia, en Alemania.
El haber pasado por tantos
episodios de agresión, represión y violencia durante su infancia, marcó la producción fotográfica futura de
Saudek, reflejándose en el espacio escénico que trabaja, los colores que
utiliza y la atmósfera de violencia que se respira en algunas de sus
fotografías. Y es que aún en su adultez sus creaciones sufrieron años de represión
comunista y postcomunista, debido al alto contenido erótico, la explícita
desnudez de sus modelos y los conceptos obscenos que maneja detrás de cada
fotografía.
El mismo Saudek hace referencia a su infancia, asegurando
que “…el país todavía era comunista y el miedo era omnipresente (…) Todavía
siento la censura de esos tiempos infelices, e incluso ahora me siento incapaz
de ser creativo en un modo desinhibido”. (Saudek, 1997, p. 6).
Sus inicios en la fotografía tampoco fueron muy alentadores.
Recibió su primera cámara a los quince años y un año después coloreó una foto
que su madre mostró al médico de la familia, quien la catalogó de kitsch, mala y con un estilo pasado de
moda. Estas desalentadoras palabras alejan a Saudek de la fotografía, sin
embargo, marca el inicio de su técnica artística por la que sería, en
conjunción con su estética obscena, criticado continuamente. Y es que la
evidente obscenidad que impera en la mayoría de sus fotografías ha sido blanco de
fuertes críticas a lo largo de su carrera, consideradas por algunos críticos y
el público en general como alejadas de la belleza, desmoralizantes, grotescas,
obscenas y perversas.
Para entender un poco más las críticas que ha recibido el
arte fotográfico de Saudek es necesario conocer lo que socialmente es definido
como belleza y fealdad. Según Santo Tomás de Aquino “lo bello consiste en la
debida proporción, porque el sentido se delecta en las cosas debidamente
proporcionadas…” (Aquino en Galicia, 2010, p. 21).
Si la belleza es la debida proporción, entonces la fealdad
puede asociarse con la falta de proporción y forma armónica. “La fealdad
tendría que alejarse de la concepción estética de la belleza, pues entendemos
como feo al fenómeno de la realidad adverso a lo bello. (Diccionario soviético de filosofía, 1965 en
Matellanes, 2009, parr. 1). Sin embargo, esta relación entre lo bello y lo feo
es mucho más compleja que una simple oposición. Se podría afirmar que a través
del arte la fealdad ha adquirido un valor estético. Incluso podría asegurarse
que los efectos de la experiencia de la fealdad son más intensos que los de la
experiencia de la belleza, logrando un impacto mayor y más duradero con la
estética de lo feo. Ya incluso Plotino afirmaba que “debemos recordar que lo
feo y lo malo nos impresionan con mucha más fuerza que lo agradable”. (Plotino en Matellanes, 2009, parr. 1).
En sus fotos controversiales, más allá de cuerpos desnudos,
obesos, con excesos y falta de proporción y forma armónica, lo que hace bella la fotografía de Saudek es la convivencia casi
perfecta que existe entre la belleza y la fealdad, el concepto detrás de cada
retrato, los colores, la técnica, el espacio escénico y la peculiaridad de sus
modelos, opuestos a los tradicionales que si cumplen con el canon del cuerpo
con las medidas y proporciones perfectas.
Vicent Fic,
doctor de Filosofía en Arte por la Universidad de Aarhus, Dinamarca, dice de
Jan Saudek:
La mirada de Saudek es compleja, oscura,
perturbadora en todos sus aspectos. Sexo, deseo, muerte, inocencia, lujuria,
ironía, belleza, envejecimiento, se mezclan y compiten en su obsesiva figuración
de realidades filtradas de emociones. Introducirse en las imágenes de Saudek
resulta una experiencia inquietante, un ir y venir entre la atracción y la
repulsión, entre la conciliación y la confrontación. Sus fotografías evocan
verdades que se evaden cotidianamente, desde sus más amargas perspectivas, o
desde la más intestina nostalgia. La vulnerable sensualidad de sus cuerpos es
al mismo tiempo grotesca crueldad y enajenación. Imágenes de la alegría y la
esperanza en constante conflicto con las de la tragedia y la desesperación, en
ocasiones dentro de una misma obra.
Su combinación
es implacable y provocadora. El conflicto y la interna fragmentación que
trasmite resultan dolorosos. Reiteradamente permite descubrir los más profundos
deseos, la dulzura y el placer, pero sin alejarse del recuerdo, del
sufrimiento, de la mezquindad del mundo. Sus imágenes pretenden afirmar que la
belleza, el amor y la compasión existen, pero a su vez que acaban siendo
ilusorias y transitorias, que nada es suficiente, que la soledad, el tiempo, la
desesperación o la muerte son inevitables. (Fic en www.enfocarte.com, La
provocadora obsesión de Jan Saudek, parr. 1 y 2)
El propio Saudek define su arte como kitsch: “No creo que la obra sea diferente del trabajo de
otros fotógrafos. Yo lo llamo kitsch, pero hay quien dice que es porno blando.
Fotografía erótica, pornografía…. No existe esa distinción. Está en el ojo del
espectador…”. (Saudek en Hanson y Kroll, 2011).
Para Norbert Elías (1998) “…el concepto de kitsch no es otra cosa que una expresión para
la tensión entre el rico y bien desarrollado gusto de los especialistas, y el
subdesarrollado e inseguro de la sociedad de masas.” Sin embargo, la obra de
Saudek no se queda en lo kitsch, sus
fotografías también han sido catalogada como perversas.
Según Fabiola Iza (2011),
“La
perversión se asocia generalmente al ámbito de lo sexual, a encontrar el placer
en prácticas que no son el propio acto sexual sino otras relacionadas a éste.
Onanismo, voyerismo, sadomasoquismo, coprofilia, entran en el plano de la
perversión. Muchos poetas, pintores, dramaturgos, filósofos y demás han sido
censurados por su obra e ideas que se les etiquetan bajo este nombre. (parr. 3)
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Black Sheep and White Crow (Oveja negra y cuervo blanco) -2011- (Fotografía de Jan Saudek). |
Ejemplo de lo anterior es el incidente ocurrido a Saudek el 21 de agosto del 2011 cuando su fotografía Black Sheep and White Crow (Oveja negra y cuervo blanco) en la que aparece una chica impúber semidesnuda fue retirada de la Ballarat Internacional Foto Bienal antes de su inauguración por reclamos de prostitución infantil.
Kitsch, perverso, erótico, incluso grotesco;
varios son los adjetivos utilizado por los críticos para referirse a la obra de
Jan Saudek, pero el más recurrente, el que prácticamente ha llegado a definir
su estética es “obsceno”. Al ser la obscenidad el eje central de esta
investigación, es necesario referenciar algunos autores que se hayan acercado a
una definición de este término.
Según Jerzy Ziomek (1990) “Llamaremos obscenidad la
violación de la prohibición de costumbres en el lenguaje. Lo obsceno puede,
pero no tiene que ser erótico. Lo «obsceno» es un concepto lingüo-sistémico:
existe en la medida en que existe lo «no obsceno»”. (p. 256).
Por otra parte, Naief Yehya (1996)
afirma:
Lo obsceno se define burdamente como
vulgar, grotesco, soez, excesivo o inmoral. Pueden considerarse obscenos tanto
los procesos genitales como las excreciones pero también todo aquello que
pertenece al ámbito de lo privado y que por alguna razón ha sido trasplantado a
la esfera pública. Son obscenos aquellos actos que pueden ser naturales pero
que fuera de contexto parecen ofensivos, repugnantes o provocadores. (p. 12).
Gonzales (2012) asegura que,
“…la obscenidad, introduce un cambio en
la significación de la representación del cuerpo desnudo, que en principio
puede incomodar al espectador al mostrarle detalles, lugares y/o situaciones
que podrán considerarse de carácter más privado o íntimo, pero, que en ultimas,
aunque incomodo, el espectador consume según su relación estética de placer,
asco o dolor, ya que bien, lo que consume, sólo es una representación de lo
real, un signo de veracidad…” (p. 44).
De igual forma, Gonzales (2012) hace referencia a la
desnudez y la obscenidad en la fotografía aseverando que “…El cuerpo desnudo y sexual en la
fotografía en el orden imaginario de una realidad exacerbada, por su evidencia,
da cuenta de una obscenidad que rompe con la distancia visual entre lo que se
ve y lo que se muestra, entre el espectador y su objeto del deseo…” (46).
Es por lo anterior que las fotografías de Saudek son
consideradas obscenas: muestran lo que “no debe ser visto”, aquello que es
impúdico, actos que al estar fuera del contexto en el que deberían exhibirse o
desarrollarse son percibidos como inmorales, ofensivos y provocadores. Sin
embargo, a pesar de que en la mayoría de su producción fotográfica sus modelos
están desnudos, los genitales muy pocas veces son el centro o punto focal de
las fotografías, simplemente están allí, como parte del cuerpo, como elemento
constitutivo de la anatomía humana.
A pesar de que la obscenidad es imperante en sus
fotografías, estas no cruzan el límite que las lleva al territorio de la
fealdad, al contrario, con el uso arbitrario del color, la simetría en la
disposición de los cuerpos y objetos en el espacio, la desfachatez y la ironía,
la picardía e inocencia de sus modelos, Saudek logra presentar la belleza entre
el exceso de piel, grasa, celulitis, perversión, violencia y sexualidad
desenfrenada.
Jimarino (2008),
afirma que el estilo de Saudek se caracteriza por “…cuerpos desnudos, un
erotismo descarnado y en ocasiones obsceno, y un afán por hacer que sus
instantáneas sugirieran historias al observarlas, que evocaran continuidad más
allá de lo que reflejaba la imagen estática.” (parr. 2).
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¡Adiós Jan! (Fotografía de Jan Saudek) |
En concordancia con lo dicho por Jimarino sobre la intención
de sugerir historias en sus fotografías, se puede hacer referencia a varias
fotos de Saudek que al ser vistas transmiten algo más que una simple imagen
estéticamente producida. El final de la orgía
puede sugerir al espectador los excesos que acarrearon la consecuencia que se presenta en la
fotografía. ¡Adiós Jan!
permite la elaboración de preguntas por parte del espectador, ¿Quién es Jan?
¿Por qué la joven se suicida? ¿Acaba con su vida a causa de un hecho vivido con
Jan? ¿Ese Jan de la fotografía es el mismo fotógrafo que la toma? ¿Por qué
tanta alegría instantes antes de matarse? Por otra parte, en La lección de violín el espectador puede tratar de descifrar
que historia se esconde detrás de aquella alumna y su profesora de música.
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The Violin lesson (La lección de violín) -2001-
(Fotografía de Jan Saudek) |
Detrás de los desnudos considerados obscenos, detrás de la
desproporción en los cuerpos de sus modelos, más allá de las expresiones eróticas
y sexuales presentes en sus fotografías, existe un concepto, una idea, un
mensaje que el autor desea transmitir: “capturar todas las cosas que conozco y
amo, pero sobre todo me gustaría dejar una huella del tiempo en que he vivido”. (Saudek, 1997).
La desnudez femenina y la belleza de sus cuerpos mayormente
desproporcionados es su principal fuente de
inspiración, aunque en sus desnudos se encuentran uno que otro personaje
masculino. El mismo Saudek (1997) asevera
“El cuerpo humano me excita, el femenino sobre todo…”.
Sus primeros trabajos se caracterizan por evocar la
infancia, ejemplo de ellos son sus fotografías El destino desciende hacia el río llevando dos niños inocentes y Tentación. Más adelante se dedica a
retratar la evolución del niño en adulto, como puede observarse en sus trabajos
Diez años de Verónica, Diez años en la vida de Marketa y Doce
años en Miroslava.
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El destino desciende hacia el río llevando dos niños inocentes (Fotografía de Jan Saudek). |
Desde su madurez como artista hasta la actualidad sus temas han sido una constante:
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Incest (Incesto) -1988- (Fotografía de Jan Saudek). |
-La sexualidad:
es el tema más recurrente en Saudek. En sus fotografías presenta la diversidad
de comportamientos sexuales del ser humano, sin hacer de ellos una crítica. Las
relaciones homosexuales; el incesto (Incesto);
las filias y el sadismo, la relación entre personas de edades distantes, son
algunos de ellos;
-La relación
hombre-mujer: aquí va más allá de las relaciones sexuales, presentando su
visión del matrimonio, sus ventajas, bondades, complicaciones, la violencia en
la pareja, la sexualidad desenfrenada, el matrimonio por conveniencia o por
obligación, entre otros;
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Pieta (La piedad) -1990- (Fotografía de Jan Saudek). |
-El
comportamiento erótico-reflexivo en la mujer, la inocencia, la picardía, la
relación entre niña y mujer, madre-hija, hermanas;
-La religión:
una crítica a la falsa moral, al fanatismo religioso, así como una
re-contextualización de los íconos cristianos (por ejemplo La piedad).
Así mismo son representativas sus
fotografías con varios personajes donde los retrata primero vestidos y luego
desnudos. En otras, hay personajes con antagonismos claramente manifiestos,
como los que pretendió dotar de mayor fuerza las imágenes. En algunas de sus
fotografías de escenas humorísticas se permitió aparecer como un actor más
entre sus modelos.
Según Sosa (2014) la obra de Saudek,
“…pareciera hacerse
referencia a la vida personal del autor. Su obra está dedicada a construir una
especie de “novela personal” que narra su vida; sin embargo, no es posible
llamarla autorretrato debido a que “ya no hay un sujeto que elabora un
discurso (…) no sabemos nada y quizá no haya nada que saber más allá de
esas representaciones”. (p. 69).
En su biografía (1997), Saudek afirma, “No
tengo la posibilidad de retratar la vida de otras personas. Retrato la mía propia”. Esto pareciera ser la
respuesta a lo que Sosa llama el
“autorretrato” que Saudek hace de su propia vida en sus fotografías.
De igual forma, Sosa (2014) se refiere a la
producción fotográfica de Saudek, afirmando que,
“…lo que hace, sobre
todo, que esta producción sea reconocida como tal es la constante
manifestación de un concepto, la búsqueda de significados (…) Al ver sus
retratos, se genera una sensación de ensueño, como si nada de ello en verdad existiera.
El cruce entre las diferentes técnicas
artísticas habla de un nuevo modo de generar arte, que ha excedido sus
límites y está buscando redefinirse. (p. 70)
Así como el desnudo es característico en la producción
artística de Saudek, el espacio escénico también juega un papel preponderante
en sus fotografías. El haber vivido en un campo de concentración es el
principal antecedente del encierro que viven sus personajes. Aunado a esto,
debido a la represión política del régimen comunista de su época, escondiéndose
de la policía secreta que tachaba sus fotografías de inmorales y contrarias a
la política gobernante en la República Checa, Saudek empezó a trabajar en el
sótano de su casa, un espacio reducido que contaba con una sola y diminuta
ventana. De esta forma, las fotografías de Saudek se ven configuradas en una
paleta de colores vivos que se contrapone al aspecto mohoso, ruinoso y
abandonado de las paredes.
Salcedo (2013) considera que,
“El sótano de Saudek se ha vuelto el
símbolo de su obra fotográfica, en donde sus sueños se hacen presentes y siguen
las leyes de su propio mundo, de tal manera que al mirar una de sus obras, el
espectador se ve inmerso y tocado por un acto estético que sublima el espíritu
humano. Se nota que Saudek le dio la espalda al mundo y se recluyó en su
micro-mundo, al parecer, para evitarse el dolor de una realidad agresiva y
mordaz, aunque de vez en cuando se percibe, sutilmente, que el horror se coló
por la lente de la cámara, ese que hiere el alma y le deja una impronta al
hombre, aunque afortunadamente algunos logran hacer grandes obras de arte a
partir de sus heridas”. (parr. 9).
Saudek ha recibido grandes reconocimientos que dan fe de su
talento como artista. En 1990 fue nombrado caballero de las Artes y las Letra por
el Ministerio de Cultura de Francia; en el 2006 es galardonado en su país con
el premio Artis Bohemiae Amicis por su contribución a la reputación artística
de la República Checa.
A pesar de las innumerables críticas y la cantidad de
detractores que ha sumado a lo largo de los años, Jan Saudek es considerado
actualmente uno de los fotógrafos más influyentes en la historia de la
fotografía. Si bien su obra no es bella en base al canon establecido, lo es por
la reivindicación que hace a los cuerpos grotescos, eróticos y obscenos, con un
estilo mordaz y único que caracteriza su producción artística y que es
reconocible a simple vista.
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paradójico. Barcelona: Gustavo Gilli.
Eco, U. (2007) Historia de la belleza.
Barcelona: Lumen. p. 438.
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460.
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Angel Pacheco D'Andrea.
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